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Finales de julio... ¡y otro torneo más en el Club Santa Isabel!
By José Julio Galeano
27/7/2025
Sí, sí, ¡otro! Porque si hay algo que tiene este club (además
de pasión por el ajedrez) es una agenda más apretada que la de
un político en campaña. ¡Gracias, Julio! Porque sin ti esto
sería imposible. Bueno, imposible no, ¡pero sí mucho más
aburrido!
A pesar de estar en plena época de vacaciones, con un sol que derrite
hasta las ideas, la participación fue sorprendente. ¡Y es que nuestra
sala, con su aire acondicionado de lujo, se ha convertido en el oasis del ajedrez!
Todo lo contrario,
a esos torneos "de más relevancia" donde, paradójicamente,
el aire brilla por su ausencia...
Tuve el gusto
de reencontrarme con Javier (¡un clásico de los clásicos!)
y, encima, el honor de ser su primer rival. Un privilegio que, aunque breve,
deja huella.
El torneo, como
siempre en Santa Isabel, transcurrió sin incidentes. Vamos, que aquí
el drama solo lo hay en el tablero. La última partida en la mesa 1 fue
una partida de altos vuelos que terminó en tablas... y ¡victoria
para David! Felicidades, campeón.
Personalmente,
me alegra ver siempre a los jóvenes en acción. Ellos son el futuro
del ajedrez —más pronto que tarde—, y aunque algunos deberíamos
cuidarles más, lo cierto es que ahí están: con ilusión,
energía y ganas de comerse el tablero. ¡Bravo por ellos!
Y para cerrar
con broche de oro, lo que Julio llamó “un pequeño ágape”
… se transformó (¡como por arte de magia!) en una cena de
confraternización de esas que no se olvidan. ¿El plato estrella?
Cómo no, ¡la ensaladilla de Ramón! Una obra maestra gastronómica
que debería tener su propio ELO. Eso sí, una pena que no todos
los miembros del club pudieran quedarse a disfrutarla. Faltó gente, sobró
cariño.
Y así, con el corazón contento y el estómago lleno, me subí a la furgo y puse rumbo a Cáceres. ¡Ay, la distancia! Esa enemiga silenciosa que me impide estar más presente en las actividades y locuras maravillosas del club.
Pero que sepan:
aunque lejos, ¡siempre muy cerca!
P.D. Yo, sinceramente,
la llamaría la cena de los matemáticos.
Sí, sí,
como lo oyes. No puedo contar mucho (los teoremas de sobremesa son confidenciales),
pero hubo números, fórmulas, debates intensos sobre fracciones
de tortilla y hasta una teoría sobre la proporción exacta de mayonesa
en la ensaladilla de Ramón.
Si quieres saber
más... ¡no te pierdas la siguiente! Porque en Santa Isabel, los
torneos son serios, pero las cenas… ¡son otra ecuación!
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